Crusto nace como un proyecto de Roni Stern y Rafael Campos para recuperar la tradición y el sabor del mejor pan dejando a un lado el precocido que tan de moda se ha puesto en los últimos años.
Hoy en día el buen pan escasea y por eso me encantan este tipo de bakery panadería en la que además de degustar su amplia gama de productos puedes observar el Obrador desde la tienda. Con ello consiguen acercarnos su buen hacer, la sensibilidad con que tratan cada una de sus masas y nos llega el olor a pan recién horneado.
La tradición conjuga con la modernidad, la calidez del ambiente con la iluminación exacta sobre el mostrador hace recordar a una boulangerie americana. Las mesas, pocas y pequeñas, bien dispuestas, donde sentarse a tomar un café y un buen desayuno es desconectar del ambiente estresado de la gran ciudad.
Entre sus panes, mi recomendación es la barra crusto, por su jugosidad, su corteza crujiente y su miga albeolada y nada seca. Los panes de pipas y semillas (porque no decirlo, soy adicta al bocadillo de jamón que venden con este tipo de pan). Para acompañar tus quesos, nada mejor que una selección de pancillos, higos, nueces y cebolla darán el toque de contraste a los quesos azules, secos o cremosos.
No dejéis tampoco de probar sus deliciosas foccaccias, mi apuesta personal es la de alcachofas.
Por ultimo, su sección dulce y los carlees que venden envasados tampoco os dejaran indiferente.
Con panaderías en la calle Valencia, Aribau, el Mercat de la Llibertat y córner en Mary's Market, acercan su bien hace a todos los que pasean por la ciudad
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